miércoles, 10 de diciembre de 2014

Sin Nombre 01

Aquella inmensa noche, aquel cielo estrellado y la inconmensurable pero adorada luna,  guardarían uno de los mejores momentos de la efímera juventud de los días pasados. 

A mi lado una intrépida mujer caminaba agotada por todo el ajetreo que presenta la vida; sin embargo aún le quedaban fuerzas para sostener mi mano con vigor. 

Conocía la debilidad de su presente, y llevarla sobre mi espalda no significaba para mi más que un arrebato humorístico; pero para ella yo era el lugar mas adecuado para descansar.

Sobre mi hombro izquierdo agachó su cabeza y en un impulso parecido a un último suspiro de vida, ella se perdió en la fragancia de mi perfume. Por un instante esa mujer se convirtió en lo más valioso.

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